Después del almuerzo súper apetitoso, papá, Dana y Jorge, se fueron a "campo adentro" a golfear un rato (si me admiten el término). Mamá y yo, nos quedamos adentro del house, después de que Dana muy amablemente, avivara el fuego del hogar y yo quedara absolutamente azorado por la presencia de esas llamas amigables, reclamé mi teta correspondiente y los veíamos jugar desde el ventanal gigante. Cuando terminé (provechito mediante), los fuimos a buscar, pero el día se puso feo y frío y decidimos esperarlos adentro. Papá se volvió antes, totalmente convencido de que el golf no es lo suyo y unos minutos más tarde, Jorge decidió abandonar el juego porque "simplemente" no estaba en una buena racha...
Después de una "parada estratégica" por el cambiador, nos fuimos a lo de los abuelos ya que la tarde había bajado, el sol se estaba escondiendo y a mí se me acercaba mi rutina nocturna (léase: baño, teta y cuna, en ese orden). Al irnos, los colores del atardecer se hicieron encantadores y por supuesto, mamá no perdió oportunidad de pelar cámara y retratar algunas imágenes.
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