domingo, 24 de agosto de 2008

Sábado de Olivos...

El sábado, mamá y papá fueron a comer junto con Dana y Jorge al Olivos. Dani, con toda su santa paciencia, trataba de hacerme olvidar que yo no podía probar nada de aquellos manjares ofreciéndome su celular (prometo no hablar nuevamente de mi "necesidad casi fisiológica" de empezar a incorporar sólidos). Casi que lo consigue les digo. Ah, esos aparatejos tecnológicos con luces y sonidos simplemente me deslumbran!




Después del almuerzo súper apetitoso, papá, Dana y Jorge, se fueron a "campo adentro" a golfear un rato (si me admiten el término). Mamá y yo, nos quedamos adentro del house, después de que Dana muy amablemente, avivara el fuego del hogar y yo quedara absolutamente azorado por la presencia de esas llamas amigables, reclamé mi teta correspondiente y los veíamos jugar desde el ventanal gigante. Cuando terminé (provechito mediante), los fuimos a buscar, pero el día se puso feo y frío y decidimos esperarlos adentro. Papá se volvió antes, totalmente convencido de que el golf no es lo suyo y unos minutos más tarde, Jorge decidió abandonar el juego porque "simplemente" no estaba en una buena racha...


Después de una "parada estratégica" por el cambiador, nos fuimos a lo de los abuelos ya que la tarde había bajado, el sol se estaba escondiendo y a mí se me acercaba mi rutina nocturna (léase: baño, teta y cuna, en ese orden). Al irnos, los colores del atardecer se hicieron encantadores y por supuesto, mamá no perdió oportunidad de pelar cámara y retratar algunas imágenes.

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