Directo desde Washington sin escalas, vino Ale a conocerme. Conocerme personalmente claro está, porque a través del blog ya estaba al tanto de mis andanzas. Regalitos de por medio (muchas gracias Ale!!!) charlamos un rato, repartí sonrisas encantadoras y después de mi hierro y mi baño reparador, se me fue el humor encantador que me caracteriza, y me quise dormir. De todos modos, algo pudimos conversar. Ale, quiero conocer a Tobías y a Andrés, si no me los traés para la próxima, nos tomamos un avión y los invadimos por unos días sí???
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