Finalmente lo sé

El otro día mamá y papá me llevaron al hospital. Entre pasillos largos y turnos que cambiaban de número, me dieron unas ganas locas de correr y correr... tipo Forrest Gump, sí.

La situación era graciosa. Mamá no podía moverse de su lugar ni un milímetro porque se hacía pis encima (¿ven por qué son buenos los pañales?) y papá no paraba de correrme por todo el hospi, rezando porque apareciera el bendito número que se correspondía con nuestro turno.

El número apareció. Pasamos a un cuarto re chiquito, tanto, que con mi cochecito era difícil movernos. Pero ese mini cuartito tenía una puerta que se abrió y de repente, apareció una habitación más normal, con una cama medio rara (porque no tenía ni sábanas, ni almohadas, ni nada), y una súper tele... o súper compu, no entendí. Igual, después me dí cuenta que no era tan súper porque la imagen era en blanco y negro y no se entendía nada.

En ese momento entró una doctora que le pidió a mamá que se acueste y le puso una cosa en la panza. Prendieron el aparatejo blanco y negro, y mis dos padres pretendieron que yo entendiera que ESO que veía era mi hermanito.

Y así estuvieron un largo rato. ¿Ves Feli? Ese que está ahí, es tu hermanito.

Whattttt???? Explíquenme algo. Por qué es pura panza? Por qué no le veo los ojos? Y las orejas? No tiene orejas? O qué, es un mutante?

En medio de tanta confusión, la doc los paró y hechó un poco de luz diciendo: "van a tener que cambiar el speach porque no va a tener un hermanito"

"Genial", pensé entre mí. "Es de las mías. Los está frenando entre tanta catarata de estupideces".

Y continuó: "va a tener una hermanita".

CHAN.

Y para rematar, agregó." ¿Ven esto? Es la vulva".

Ah bueeeeeennnnooooo, la doc también enloqueció. ¿Resulta que eso que veía era el inquilino?¿Y resulta que el inquilino no era un inquilino sino una inquilina? ¿Qué cuernos es una vulva?

Ah bueeeeeeeeeennnnnnooooo....

Finalmente lo sé. No soy tonto. Para la primavera voy a tener una hermanita. Ok, espero que no me toque mis autitos ni mis CD´s de Baby Einstein.

No quise hablar más.

Le pedí a papá que me bajara, quería seguir corriendo por esos pasillos tentadores. Y a mamá, le pedí que entrara al baño a hacer pis porque ya parecía que tenía dos bebés ahí adentro. Con uno nos alcanza y nos sobra.

Perdón, con una. Y parece que se llama Catalina.