Estas fueron mis vacaciones.
Playa, sol, viento, arena y ¡muchas rabas!
Por lejos, sin duda, mi mejor recuerdo, fue haberme metido en el mar. Eso de las olas que van y vienen le da una adrenalina a la cosa que ni les cuento. ¡Y también el viento! En un momento me dí cuenta de que si me ponía dándole la espalda y empezaba a correr, podía correr rapidísimo. Lo bueno de este experimento fue encontrarme en todas las oportunidades con un padre que me atajara. Caso contrario, hubiera seguido derecho hasta Necochea seguramente.
Ví varias pelis y cuando el tiempo no acompañó nos castigamos con torta de chocolate y yendo a andar en los autitos.
Descansé. Me tomé unas siestas geniales. Y por supuesto, me quedé con ganas de más.
Padres, ¿la próxima para cuándo?
1 comentario:
Jajaja me mata la foto con el viento...BORN TO BE WILD!
que amor. Veo que se castigaron con esas tortas jajaja me imagino feli...en su salsa.
Besitos!
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