Y bueno, ya estoy resignado... parece que los pinchazos y la fiebre que me vino después ya son un clásico en el mundo de las vacunas... ¿es que no hay otra manera de vacunar digo yo? ¿es necesario hacernos pasar por esos momentos traumáticos? Parece que sí, igual les cuento que me porté como un ídolo. Lloré un poco con el pinchazo pero en seguida, papá y mamá me abrazaron fuerte y paré de llorar (hablando de mamá, se asusta más que yo con estos momentos, si no fuera porque temo impresionarla, justo antes del pinchazo, me levantaría de la camilla y le diría: mami, no pasa nada! si yo me la banco, cómo no te la vas a bancar vos? jajaja!)
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