Mi hermano se fue a jugar a la casa de un amigo del jardín. Parece que el programa estuvo bastante divertido ya que invitaron a todos los varones de la sala y jugaron al fútbol y a la pista de autos toda la tarde. Bue, será un buen programa de varones porque yo me hubiera quedado dormida viéndolos patear una y otra vez la bendita pelota...
Cuestión que Felipe se quiso llevar su muñeco de Shrek para compartir pero con tanto divertimento lo dejó tirado por ahí sin pena ni gloria.
Cuando volvimos de buscarlo, subimos al ascensor y él muy fervoroso contando anécdotas de su tarde de chicos me clavó en el medio del ojo una puntuda (bastante puntuda aunque no parezca, puedo confirmarlo) oreja del ogro verde. Qué poco glamour, yo lo veía venir, ese bicho se me acercaba demasiado mientras mi hermano en medio de su fervor estaba completamente en otra. En fin.Momento tenso que culminó con un pedido de disculpas de mi hermano, un muñeco de Shrek depositado en el baúl de los juguetes (que nunca volvió a tocar) y un ojo mocho de mi persona del que no hay retratos fotográficos por el susto que se pegó mamá.
Yo ya me olvidé del tema, Felipe también.
Así que a jugar se ha dicho!
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