Ya sonrío un montón, me encanta que me hablen, mirar el ventilador de techo me parece lo más, viajé a Colonia con mis abuelos y mis primos, me hice más amiga del chupete y me estoy volviendo más... "sequita"... por llamarlo de alguna manera. Parece que ahora se me da por no ensuciar pañales... los bolsillos de mis padres, agradecidos. Huggies, no tanto.
Tengo enamorados a mis abuelos, a mis tíos, a mis primos y of course, a mis padres. ¿Y saben qué? Con Felipe nos estamos empezando a hacer más amigos. Ya no lloro cuando salta en la cama justo cuando estoy de lo más contenta mirando el ventilador de techo. Y el otro día que quiso que hiciéramos intercambio de chupetes, me pareció lo más. Una verdadera señal de fraternidad entre hermanos. Pero mamá irrumpió con un agudo que se escuchó hasta Chile. Así que me quedé con las ganas de sellar nuestro pacto fraternal probando uno de los múltiples chupetes que mi hermano usa para dormir.
Pasear en la wawita sigue encabezando el ranking de mis actividades preferidas, y por supuesto, estar a upa es un must. Olvidate del cochecito. Olvidate del huevito. Mirá que yo también tengo unos agudos importantes. Por algo soy la hija de mamá.
Ya pasaron 2 meses. Ya cambiaron muchas cosas desde que llegué del hospital.
Lo que no cambió, es la costumbre ritualera de mis padres de festejar sistemáticamente cada nuevo mes. Así que acá estoy, coronita mediante... Con ustedes, Catalain... TARAN!!!!
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