Contra todos los pronósticos, no me copan los perros.
Mamá y papá pensaban que me encantarían y me imaginaban corriendo con el pichicho entre campos verdes, cielo azulado y mariposas multicolores. Papá hacía extensiva esa imaginación, pensando en que QUIZÁS, EN UNA DE ESAS, POR AHÍ... ALGÚN DÍA... tendríamos uno en casa. Mamá ni loca, nunca voló tan alto.
Cuestión que el otro día, mamá festejó (¿por tercera vez?) su cumple con amigos en lo de los abuelos y Marieu cayó con Toto, su pequeño caniche de reciente adquisición.
No sólo fue imposible tomar una sola foto que fuera digna. Sino que no me le acerqué ni a 5 metros a la redonda.
Y ahora me quieren convencer de acercarme a los pichichos.
Van a terminar regalándome uno para que no les tenga miedo, je.
Al final, mi estrategia fue todo un éxito ;) pero eso sí, en la foto, no salí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario