En mi caso, fui disfrazado de jirafa (este es un tema polémico: si fui jirafa, chita o tigre) bajo mi consentimiento y bailamos "Ven a mover el bote" al ritmo de la música de Madagascar y bajo el título de "Fiesta en la selva".
Como fuimos los primeros, cuando me terminé de enterar que tenía que bailar adelante de todos, ya terminó el show (bah, mi parte); pero igualmente seguí bailando debajo del escenario. Oficialmente me quedé con las ganas de seguir agitando mi maraca disfrazado del rey de la selva.
¿Pero cómo? dirán ustedes. ¿No eras una jirafa, o a lo sumo un chita o un tigre? Cierto, tuve un disfraz polémico. Pero haya sido jirafa, chita o tigre, tanto mis abuelos como mis papás concuerdan en una cosa: para ellos fui el rey. Así que yo me quedo con eso.
Y mi autoestima, sigue por el techo.