domingo, 29 de noviembre de 2009

Fin de año: el acto

Está terminando el año y no sé por qué a todos se les da por actuar, cantar, reunirse y festejar hasta el hartazgo.
En mi caso, fui disfrazado de jirafa (este es un tema polémico: si fui jirafa, chita o tigre) bajo mi consentimiento y bailamos "Ven a mover el bote" al ritmo de la música de Madagascar y bajo el título de "Fiesta en la selva".






Como fuimos los primeros, cuando me terminé de enterar que tenía que bailar adelante de todos, ya terminó el show (bah, mi parte); pero igualmente seguí bailando debajo del escenario. Oficialmente me quedé con las ganas de seguir agitando mi maraca disfrazado del rey de la selva.
¿Pero cómo? dirán ustedes. ¿No eras una jirafa, o a lo sumo un chita o un tigre? Cierto, tuve un disfraz polémico. Pero haya sido jirafa, chita o tigre, tanto mis abuelos como mis papás concuerdan en una cosa: para ellos fui el rey. Así que yo me quedo con eso.
Y mi autoestima, sigue por el techo.








domingo, 22 de noviembre de 2009

Zoo...nidos!

Maravillosa tarde para pasear después de una mañana lluviosa que permitió la limpieza total y absoluta de los placards de la casa.

Yo no tuve más remedio que aislarme en mi cuarto primero y en mi cuna después, temiendo que me metieran por error en una mega bolsa de consorcio con destino solidario. Fue un tema lisa y llanamente de autopreservación.













De esta manera, dimos por iniciada oficialmente la estación estival y sacamos a relucir remeras, polleritas, adornos florales, ojotas y demás.

Pero después de eso, teníamos toda la tarde por delante para divertirnos. Y eso hicimos!!! Nos fuimos al zoo y vimos de todo. Pude ver en vivo y en directo a los animales que me encanta imitar. Los zoo... nidos del gallo, la vaca, el perro y el gato, los tengo clarísimos. Y otros, que tengo que aprender. Incluimos obviamente la catarata de escalones que escalé (valga la redundancia) y las columnas sobre las que giré y giré a manera de calesita hasta quedar completamente mareado.

Lo que más me gustó:
1) el elefante (puesto número uno, sin duda)
2) el oso saludador
3) los escalones
4) las liebres chiquititas que tomaban la teta
5) las suricatas






















Lo que menos me gustó:
¡que me sacaran de los escalones todo el tiempo! puuuffff dios!!! qué padres!!! me gusta subir y bajar, bajar y subir, así podría estar todo el día!!!! por qué no me dejan hacerlo y listo!?!?!?!?!












Buen programa de sábado por la tarde se les ocurrió padres. Congrats. Y bueno, después de todo, me lo merecía con lo bien que me porté a la mañana esquivando sweaters, pantalones, poleras y botas altas, no?

domingo, 15 de noviembre de 2009

40 años a puro amor

Mis abuelos cumplieron 40 años de casados... wowwwwwww.... yo tengo un año y ocho meses, o sea que eso es muchas veces yo, no? algo así, bueno, ni me imagino 40 años y de casado menos que menos!


La cuestión es que nos fuimos todos, y cuando digo todos es TODOS, al campo a festejar. Anduvimos en sulqui, a caballo, comimos de todo, nos re divertimos, y hasta me dió por dormir un montón!! (¿es necesario aclararles que mamá quisiera ir para allá todos los fines de semana si fuera posible?)


En fin... la pasamos excelente.

Qué lindos mis abuelos. Son unos genios. Los quiero.

domingo, 1 de noviembre de 2009

Niñeros de lujo

En pleno momento de berrinche porque sí, mamá y papá tenían un cumple y se fueron a bolichear. Sí, mis padres moviendo las cachas por ahí, imagínense...

Me dejaron con Marieu y Fer, en su casa, porque "la movida" estaba re cerca de por ahí, enton, si el alien volvía, ellos estaban cerca par exorcisarme ¡Qué día horrible era encima! Yo creo que el cielo se quedó sin agua hasta el 2011 de todo lo que llovió ayer...
En fin, la cuestión es que con varias contras en el haber, igualmente hicimos el programete loco, comí en lo de Marieu y después mamá y papá se fueron (previo a esto, lógicamente, mamá sacó de su mochila mágica, un arsenal de implementos "clave" según ella, para calmar mi angustia y mi mal humor en caso de que el alien apareciera).

Increiblemente, no derramé ni una sola lágrima ni me puse de mal humor en toda la velada. Jugué, corrí, me reí, me subí y me bajé del sillón millones de veces, hasta que finalmente caí rendido siempre con la compañía de mi perro de peluche (hablando de todo un poco, ya es hora de que le ponga un nombre a ese perro, ¿no?).

Ni me dí cuenta y ya mamá y papá volvieron para buscarme. Pasé una velada increíble, tíos postizos. Sépanlo. El único problema es que mamá ahora se mal copó y creo que me van a tener de huésped más de una vez.
Y bueno, eso por ser unos niñeros de lujo. ¡Los quiero!